Las mujeres oceanógrafas ya tienen calendario

Las mujeres oceanógrafas ya tienen calendario

  El Instituto Español de Oceanografía (IEO) ha lanzado el calendario “Oceánicas: pioneras de la oceanografía”. Este año 2020 se han centrado en las historias de diez mujeres pioneras que, de una forma u otra, están relacionadas con la ciencia que estudia los mares y océanos, su estructura, composición y dinámicas.

Jeanne Baret

Disfrazada de hombre, esta botánica francesa se convirtió en la primera mujer en dar la vuelta al mundo surcando los océanos entre 1767 y 1776. Su farsa terminó siendo descubierta por unos nativos cuando llegaron a Tahití. Pese a esto, la dejaron continuar y Baret consiguió regresar a París con 5.000 especies de plantas recolectadas. El mismo rey XVI la congratuló y reconoció como una “mujer extraordinaria”, otorgándole un sueldo vitalicio.  

Jeanne Villepreux

Aprendió a leer y a escribir de manera autodidacta. Tras casarse y marchar a Sicilia, comenzó a explorar la isla a pie durante años recolectando todo lo que se encontraba a su paso. Gracias a esa información, escribió una guía sobre la historia natural y cultural de la isla. Además, inventó los acuarios. Por un lado, le servían para observar y estudiar la fauna marina y por otro, los utilizó para repoblar especies de peces que estaban desapareciendo. Entre sus descubrimientos más importantes están: demostrar que el molusco nautilus no robaba sus conchas a otros animales como se pensaba, sino que construía la suya propia; y probar que los pulpos comunes podían  utilizar herramientas.  

Jimena Quirós

Almeriense de nacimiento, se trasladó a Madrid para estudiar ciencias, donde conoció a mujeres de diferentes disciplinas. En 1920, comenzó a trabajar en el Instituto Español de Oceanografía (IEO) mientras acababa sus estudios. Poco después se convirtió en la primera mujer española en embarcarse en una campaña oceanográfica. Además de centrar sus estudios en las masas de agua del océano, su temperatura, salinidad y corrientes, también se dedicó a la política. Fue presidenta del comité femenino del Partido Republicano Radical Socialista. Posteriormente, tras la llegada de la dictadura, fue cesada de sus cargos y expulsada del IEO hasta su indulto en el 66.  

Maude Jane Delap

Desde pequeña ya mostraba interés en las especies marinas, capturando animales que encontraba con su hermana por la costa irlandesa de la Isla de Valentia. Muchos de esos ejemplares pasaron a formar parte del Museo de Historia Natural de Dublín y gracias a su trabajo de recolección la Real Academia Irlandesa llevó una expedición a la isla. Maude participó en la expedición y, más tarde comenzó a estudiar el ciclo biológico de varias especies de medusas. Fue la primera persona en describir algunas fases de los ciclos de vida de las medusas y pudo publicar sus resultados en revistas científicas.  

Ana Conti

Educada en su casa por su rica familia de origen armenio, Conti mostró pronto un gran interés por el mar y los libros. Después de trasladarse a África con su marido, comenzó a embarcar en los buques de pescadores que navegaban en las aguas del Sahara, descubriendo variedad de especies de peces. Pasó 15 años trabajando en las aguas de Mauritania, Senegal, Guinea y Costa de Marfil hasta que comenzó a concienciarse sobre la necesidad de conservar la riqueza de los mares. De esta forma, se convirtió en una de las primeras voces por la conservación de la biodiversidad.

Mary Sears

Nacida en una pequeña ciudad de Estados Unidos, se la conoce por su larga investigación de casi 10 años sobre el plancton. Con motivo de la Segunda Guerra Mundial, se apuntó como voluntaria en la Marina donde fundó y dirigió la primera unidad de oceanografía, llegando a alcanzar el grado de comandante cuando la unidad se convirtió en una división. Su trabajo permitió obtener información esencial para la lucha contra los nazis, localizando lugares del océano donde los submarinos no podían ser detectados. Con el final de la guerra, Sears regresa a su trabajo de investigación y sienta las bases de la oceanografía moderna y crea varias revistas científicas internacionales que a día de hoy siguen vigentes.

Ángeles Alvariño

Nacida en Galicia, se mudó a Madrid para estudiar Ciencias Naturales pero la Guerra Civil truncó su deseo de poder estudiar en la Universidad durante unos años. Logró licenciarse en 1941, y se mudó a Madrid, donde trabajó como profesora de instituto. Más tarde logró un puesto como bióloga en el Centro Oceanográfico de Vigo donde comenzó a investigar el zooplancton. Tras una beca en Reino Unido, consiguió una ayuda para investigar en Estados Unidos, donde trabajó bajo la tutela de Mary Sears. Gracias a su esfuerzo, logró descubrir 22 nuevas especies para la ciencia.

Marie Tharp

Tras trabajar como geóloga en una petrolera, pasó a trabajar en la Universidad de Columbia. Allí, junto con el geólogo marino Bruce Heezen, elaboró mapas del relieve del fondo marino, realizando el primer mapa completo de todos los fondos oceánicos. Sus descubrimientos de la existencia de una cordillera submarina que atraviesa el océano de norte a sur sentó las bases para el desarrollo de la teoría de placas y la deriva continental.  

Euginie Clark

Desde muy pequeña, durante sus visitas al Acuario de Nueva York, se sintió atraída por el mundo marino. Decidió estudiar zoología en la universidad, donde se especializó en la ciencia de los peces, la ictiología. Con 27 años se unió a bucear en lugares inexplorados de la Micronesia y continuó explorando más tarde en el Mar Rojo. Entre sus descubrimientos, fruto de años de esfuerzos observando el comportamiento de los peces y su ecología, descubrió un líquido repelente de tiburones que creó a partir de una sustancia que segrega un pez. Apasionada del buceo, siguió sumergiéndose en el fondo marino hasta los 91 años.

Sylvia Alice Earle

Desde que se mudó con su familia cerca de la costa, Earle dedicó su vida al estudio de los mares y océanos. Reunió más de 20.000 ejemplares durante su doctorado en el golfo de México. Fue la primera persona en caminar por el fondo marino a casi 400 metros. Diseñó, con la ayuda de un ingeniero, un submarino capaz de sumergirse a 1.000 metros de profundidad. Y se convirtió en la primera mujer en dirigir la Administración Oceánica y Atmosférica Nacional (NOAA) de los Estados Unidos. A día de hoy sigue apostando por la vida marina y trabajando por su conservación.