Mujeres STEM en la historia del siglo XII

En el siglo XIII las mujeres ejercían la medicina. En aquella época existía una escuela mixta en Salerno, fundada en el siglo IX, donde hombres y mujeres estudiaban la medicina como se entendía entonces, sin abrir cuerpos y a prueba de causa y error. Lamentablemente, con el inicio de las Universidades, organizadas por la Iglesia, la mujer fue apartada de esos conocimientos que anteriormente se habían considerado tradición entre ellas y relegada a ocupaciones de cuidados como enfermeras y matronas. Es en esta época donde destacan figuras como Hildegarda de Bingen o Trotula de Salerno. Ellas fueron dos mujeres destacadas en la historia de la ciencia del cuerpo humano y muy especialmente del de la mujer, en un tiempo en el que los estamentos de la Iglesia estaban dominados por los hombres. Pese a las dificultades, lograron desarrollar estudios que, a día de hoy, aún se siguen utilizando.

Hildegarda de Bingen

  Fue educada en un monasterio benedictino dúplice (de hombres y mujeres) dónde más tarde pasó a ser ordenada monja. A los 40 años escribe un libro sobre su capacidad para ver imágenes del mundo celestial y del terrestre al mismo tiempo que una voz le explica lo que está viendo. Estas visiones que describe, en parte premonitorias, le harán convertirse en una de las mujeres más importantes de su época ya que emperadores, papas y reyes, la querrán como consejera en sus tomas de decisión. El Papa de entonces le dará permiso para predicar, tarea que realizará a lo largo del río Rin, algo que hasta entonces estaba prohibido a las mujeres. Con el tiempo y una vez nombrada abadesa de su monasterio, escribe varios libros sobre medicina llamados “Fïsica” y “Causau et curae”. Este último de ellos será el más importante en su carrera como científica y es aún utilizado por la medicina natural. La riqueza del texto radica en que habla de cosas que antes no se habían relacionado con el cuerpo como la “melancolía”. Incluso llega a tratar el cuerpo femenino de forma separada con el del hombre, algo extraordinario en aquel entonces. Hildegarda vivió 81 años en una época en la que la esperanza de vida era menos a los 40 años. Tuvieron que pasar 800 años hasta que la Iglesia la reconoció como santa y doctora de la Iglesia. En el programa de “No es un día cualquiera”, contaron su historia en la sección de “Tenemos un pasado” de Ángeles Caso y que puedes escuchar en el audio de abajo.  

Trotula de Salerno

  Como se ha comentado al principio, las mujeres perdieron el poder de convertirse en médicas a principios del siglo XIII. Incluso las que quisieron continuar con la tradición de curas naturales y hierbas, fueron perseguidas por la Inquisición por brujería. Sin embargo, antes de llegar a esta etapa, Trotula de Salerno tuvo la oportunidad de estudiar el campo de la medicina en la escuela laica de Medicina de Salerno y se convirtió en la primera ginecóloga. Sus escritos se convirtieron en referencia para el estudio de la ginecología y fueron estudiados en las universidades europeas hasta el siglo XVI. Una de sus obras más importante fue Passionibus Mulierum Curandorum (Las Dolencias de las Mujeres) en la que trataba temas relacionados con la ginecología y la obstetricia. Propuso ideas muy revolucionarias como que la infertilidad la podían causar también los hombres o que los dolores del parto podían ser tratados con hierbas. En su obra Ornatu Mulierum describió la importancia de la higiene para la prevención de enfermedades e infecciones, algo totalmente novedoso. Con el paso del tiempo, se llegó a negar la autoría de sus obras e incluso su existencia. Se pasó a considerar que el autor era su marido y hasta hace menos de un siglo aún existían voces que negaban que los conocimientos recogidos en sus libros hubieran podido ser escritos por una mujer.
Fuentes consultadas: RNE y Mujeres en la historia. Imágenes de licencia libre de Commons Wikimedia.