La falta de visibilización y la autoexigencia son dos grandes barreras para el papel de la mujer en la ciencia

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La segunda edición de los “Premios Hipatia – Mujeres en la Ciencia”, organizada por elEconomista la semana pasada, incluyó una mesa de debate que llevaba por título “Mujeres en ciencia: la investigación invisible. Mujeres en primera línea de la investigación en las ciencias y la tecnología”. El encuentro dejó claro que el hecho de que las mujeres que se dedican a la ciencia no tengan demasiada visibilidad en la sociedad trae consigo un menor índice de vocaciones científicas entre las niñas.

El fenómeno de la invisibilización se palpa cuando “en los libros de texto de la Educación Secundaria Obligatoria solo aparecen un 7% de mujeres referenciadas”, como apunta Paloma Domingo, experta en Emprendimiento e Innovación. El empoderamiento femenino y, sobre todo, contar con referentes cercanos que se dediquen a trabajos enmarcados en el ámbito CTIM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), trabajos reales, más que fijarse en grandes figuras científicas, son aspectos esenciales para conseguir reducir la brecha de género que se da en este campo, lo que repercutiría también en el tejido empresarial.

En cuanto a la autoexigencia como barrera en el desarrollo profesional de muchas mujeres, la mesa de debate “Mujer, ciencia y tecnología: la brecha de género” arrojó que la mejor manera de cambiar esto pasa por la educación, de forma que, según Ana Maqueda, directora de Biotecnología de Pfizer en España, “las nuevas generaciones cambien su forma de pensar, incidiendo en ello desde casa, desde el colegio y desde las empresas”.

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