En el siglo XIII las mujeres ejercían la medicina. En aquella época existía una escuela mixta en Salerno, fundada en el siglo IX, donde hombres y mujeres estudiaban la medicina como se entendía entonces, sin abrir cuerpos y a prueba de causa y error. Lamentablemente, con el inicio de las Universidades, organizadas por la Iglesia, la mujer fue apartada de esos conocimientos que anteriormente se habían considerado tradición entre ellas y relegada a ocupaciones de cuidados como enfermeras y matronas.
Es en esta época donde destacan figuras como Hildegarda de Bingen o Trotula de Salerno. Ellas fueron dos mujeres destacadas en la historia de la ciencia del cuerpo humano y muy especialmente del de la mujer, en un tiempo en el que los estamentos de la Iglesia estaban dominados por los hombres. Pese a las dificultades, lograron desarrollar estudios que, a día de hoy, aún se siguen utilizando.